Hace un tiempo escribí sobre la autoestima en las personas mayores, indicando el primer paso a seguir para desarrollar tu autoestima. Como comentaba, siempre es positivo realizar estos ejercicios, ya que la autoestima es un continuo y siempre se puede mejorar, para llevar una vida más sana contigo mismo/a.
¿Qué hacer para desarrollar la autoestima?
Hoy os propongo el segundo paso, LA ACEPTACIÓN, para que lo trabajéis durante esta semana:
2. – Acéptate tal y como eres
No podemos controlar todo nuestro mundo, ni todo lo que nos sucede. Hay ciertos eventos estresantes en la vida de toda persona, circunstancias de la vida, dolorosas, por las que tenemos que pasar. Y es que en la vida hay que sufrir, debemos aceptar que el sufrimiento es parte de nuestra vida. Ello no implica pensar que somos simples víctimas, títeres del destino sin voluntad propia. No.
Debemos aceptar las circunstancias, como nos vienen, porque la ACEPTACIÓN es el primer paso para la ACCIÓN. Aceptarnos es vital para comenzar a sentirnos bien y ponernos manos a la obra para cambiar aquello que no nos guste.
Si no me gusta mi pelo canoso y mis arrugas, debo aceptar que son míos y que son así. El pelo canoso y las arrugas no son más que el fruto de una larga vida vivida, miles de experiencias pasadas, buenos y malos momentos, logros obtenidos fruto del esfuerzo. Si soy testarudo, aunque no me guste, debo aceptarlo, porque es una realidad. Si puedo cambiar mi forma de actuar en determinadas situaciones y ser menos testaruda, es otro tema. Estos son dos ejemplos de aceptación.
Aceptar es, pues, admitir, más allá de nuestra opinión sobre ello. Trabajar la autoaceptación consiste en aceptar nuestra vida, nuestros pensamientos, sentimientos, deseos, nuestro cuerpo. ¿Cómo lo hacemos?
Os propongo que trabajéis la autoaceptación durante esta semana, siguiendo estos ejercicios:
– Ponte frente a gran espejo y mira tu cara y tu cuerpo. Presta atención a los sentimientos que aparecen mientras lo haces. Es probable que haya partes que te desagraden, pero debes aceptar que ese es tu cuerpo, más allá de lo que opines sobre él. Quizás te ayude decirte «Ese/a soy yo en este momento. No lo niego y lo acepto».
Nuestra autoestima no depende de nuestro atractivo físico, pero nuestra negación a vernos y aceptarnos, sí influye en nuestra autoestima.
– Acepta tus pensamientos y sentimientos tal y como son, meros pensamientos/sentimientos, para poder después corregirlos o hacer algo al respecto, en caso de ser necesario. Puede ayudarte decirte «ahora me siento así y así (describiendo las sensaciones) y lo acepto plenamente». Como dice el Sr. Branden «un hecho es un hecho; lo que es, es; si el sentimiento existe, existe».
– Explórate. ¿Cúales son tus debilidades o defectos? Todos tenemos faltas y limitaciones. Si pudiéramos darnos cuenta de que el hombre no es perfecto y aceptáramos que tenemos defectos, viviríamos mejor con nosotros mismos. Conozco una frase, que dice: «en tu debilidad está tu fuerza». Conocer tus debilidades te ayuda a vivir mejor. Te permite cambiar lo que no te gusta , mejorando tus limitaciones. También dice mucho de ti mismo pues, atreverte a hurgar donde no te gusta, tus defectos, implica valentía y coraje, así como afán de superación. Para ayudarte, puedes responder a estas cuestiones:
– Algunas de las cosas que no me gustan de mí mismo son…
– Me gusto menos cuando…
– Algunas de mis acciones que me cuesta aceptar son…
– Algunas de las situaciones que me sacan de mis casillas son…
– Si aceptara más mis sentimientos…
– Si aceptara aquello que no me gusta de mí, me sentiría…
– Algunas de las cosas que me gustan de mí mismo son….
– Me gusto más cuando…
¡A trabajar! Siempre podemos mejorar, lo único que hace falta es la voluntad.
Saludos,
Silvia Adame Fernández
Psicóloga, Máster en Gerontología, Dependencia y Protección de los Mayores.