Psicogerontología. Entrevista de Eldersarea


Entrevista a Silvia Adame, psicóloga especialista en gerontología

Tal y como expresamos en nuestra presentación, queremos que este sea un espacio abierto a las experiencias y los conocimientos de todas aquellas personas que quieran aportar su visión particular para la mejora de la calidad de vida de nuestros mayores En esa línea, nos interesa muchísimo lo que los profesionales tienen que decir al respecto, por lo que tenemos la satisfacción de haber podido hablar con Silvia Adame, psicóloga especialista en gerontología y dependencia, además de la responsable de Envejecer en positivo. Podéis seguirla en TwitterLinkedin y Pinterest.
Os dejamos aquí la interesante charla que hemos mantenido con ella. ¡Gracias por tu tiempo Silvia!
Silvia Adame
Es común ver a profesionales gerontólogos que inician su camino laboral trabajando con menores, como es tu caso Silvia. ¿Podrías contarnos a qué se debió tu cambio, a simple vista, tan radical?
Desde que comencé a estudiar psicología me interesó el tema de los mayores. Cuando estudiaba la adultez tardía me acordaba de mis abuelos y sentía curiosidad por saber más acerca de las temáticas relacionadas con las personas mayores. Después me interesé un poco por el trabajo con niños, pues quería probar en más ámbitos de la psicología para decidir mi futuro profesional. Más bien fue el destino quien fue poniendo en mi camino el trabajo con menores, pero llegó un momento en el que decidí volver al estudio de la gerontología. En realidad, no sé qué fue lo que me hizo dar ese cambio. Tal vez fuera el hecho de que siempre había estado ahí ese interés y pasión por aprender más sobre el trabajo con personas mayores y pensé ¿por qué no? La verdad es que estoy muy contenta con mi elección, aunque ahora mismo la situación para encontrar trabajo es un tanto complicada. Siento que es lo que me gusta y lo que quiero hacer.
En ocasiones, es posible asociar el comportamiento que tenemos las personas al inicio de la vida y al final, como si con la edad volviésemos de alguna forma a ser niños. ¿Encuentras en tu día a día ejemplos de este fenómeno?
Si en algún aspecto podemos parecernos a los niños cuando somos mayores, puede ser en que, dado todo lo vivido, son menos importantes las normas sociales y nos da más igual lo que piensen los demás. Los niños pequeños no sienten vergüenza por lo que hacen, a no ser que los mayores les riñan por ello. Hay estudios que defienden que, conforme nuestra percepción del tiempo es más finita, es decir, percibimos que el tiempo que nos queda es más limitado, como en la adultez tardía, tendemos a regirnos menos por pautas normativas (normas sociales) y tendemos más hacia el autocontrol, teniendo más libertad de elección. En resumen, nos regimos más por nuestras propias normas, siendo menos importantes las normas sociales.En tu blog has hablado en alguna ocasión de la jubilación, ¿crees necesaria una cierta preparación psicológica para esa nueva etapa de la vida? ¿Cómo podemos hacerlo?

La jubilación trae consigo muchos cambios en la vida de la persona. En primer lugar, la persona pasa de tener una ocupación a tener todo el tiempo del mundo. Además, se da un cambio de estatus, pasando de ser trabajador a jubilado; un cambio socioeconómico, en la red social, entre otros. Por ello, es necesario preparar la jubilación con antelación, siempre que se pueda, adelantándonos a esos cambios para llevarlos de la mejor manera posible.

En la preparación para la jubilación son importantes aspectos como el autoconocimiento, de cara a realizar actividades que siempre nos han gustado o hemos querido realizar; organizar el tiempo libre; mantener, reforzar y/o aumentar los contactos sociales; pero sobre todo, tener metas y objetivos, que son los que nos hacen tener algo por lo que vivir.

La parte psicológica también es muy importante una vez hemos superado la frontera entre el trabajo y el retiro. ¿Cuáles dirías que son las principales actuaciones para un envejecimiento más saludable, desde el punto de vista de la psicología?

Serán beneficiosas todas aquellas actividades que refuercen las destrezas y competencias personales, manteniendo a la persona activa social, física y mentalmente. Por ello,  es importante  ejercitar la mente, un ejercicio físico continuado, repercutiendo este último en el estado de ánimo, el estrés y la ansiedad y el funcionamiento intelectual, entre otros.

Además, realizar numerosas actividades, como actividades agradables y conductas altruistas de apoyo, como el voluntariado, tienen implicaciones positivas en la persona, además de favorecer una continua estimulación.

Una de los principales temores de las personas con familiares en edad avanzada es la aparición de demencias. ¿Podrías ilustrarnos con alguna señal de alarma para detectarlas rápidamente?

El fallo de la memoria reciente es el principal indicador de que algo está cambiando. La mayoría de las demencias van precedidas de deterioro cognitivo leve (D.C.L.). Hay que estar atentos ante fallos de la memoria, si descolocan las cosas; problemas con el lenguaje (no encuentra la palabra), desorientación espacial y/o temporal, si se observa un deterioro en el razonamiento y el cálculo, así como si se ve afectada la realización de las actividades de la vida diaria.

A día de hoy la demencia no tiene cura, pero según los trabajos de algunos expertos, puede minimizarse el avance e incluso hasta detenerse. ¿Qué opinión tienes al respecto? ¿Tienes alguna línea maestra a seguir en estos casos?

Dado que a día de hoy todavía no se conocen sus causas ni su curación, aunque sí su inicio y algunos factores asociados, no creo que se pueda asegurar que tal o cual factor pueda evitar o prevenir las demencias, como el Alzheimer, una de las más comunes y más estudiadas. Sin embargo, sí estoy convencida de que se puede postergar su aparición y ralentizar su evolución mediante las terapias de psicoestimulación y farmacológicas. Lo más importante, por lo tanto, es la prevención.

A la hora de intervenir a través de la estimulación cognitiva, y conociendo las fases generalizadas del deterioro cognitivo, trato de trabajar aquellas capacidades en las que hay cierta dificultad, para mantenerlas el mayor tiempo posible y potenciar las capacidades preservadas, reduciendo el avance del deterioro cognitivo.

A menudo se asocia la vejez con la dependencia. Sabiendo que en cierta medida esto es inevitable, creemos que ciertos hábitos de vida nos pueden ayudar a minimizar esta dependencia con la madurez. ¿Nos darías unos breves consejos al respecto?

Para postergar la aparición de dependencia es aconsejable llevar un estilo de vida activo y saludable. Para ello, se debe hacer una buena distribución del tiempo del que disponemos. Es importante llevar una alimentación sana y equilibrada, realizar ejercicio físico con regularidad, dedicar tiempo al autocuidado, mantener y aumentar las relaciones sociales, así como al ocio y tiempo libre. Resumiendo, lo más importante es la actividad física, mental y social, implicándose en múltiples actividades que generen satisfacción.

Sabemos que estás interesada en la afectividad y la sexualidad entre personas mayores, una cuestión que puede ser considerada como tabú en nuestra sociedad. Muchos expertos lo ven como una parte esencial para una vida plena, ¿qué opinión tienes al respecto? ¿Cómo podemos ayudar a romper las barreras psicológicas que tenemos?

Parece que nos cuesta imaginar que las personas mayores tienen deseos sexuales y se considera como un acto deshonesto, sólo por el mero hecho de ser mayores. Nos cuesta imaginar que nuestros familiares mayores tienen esas necesidades o practican sexo. Hay que cambiar la visión de la sociedad acerca de la sexualidad en la vejez. Para romper esas barreras, debemos entender que, como personas que somos, tenemos necesidades sexuales y afectivas independientemente de la edad y que, la expresión de la sexualidad no tiene porqué incluir el coito. Pueden ser caricias y/o cualquier acto que implique placer.

Como buena conocedora la de la relajación en la imaginación, ¿podrías explicarnos de forma sencilla de qué se trata? ¿Cómo puede ayudar a nuestros mayores?

flores_soleadas-1024x768La relajación en la imaginación es un tipo de relajación que se realiza a través de la evocación de imágenes mentales, que producen un alto grado de relajación, con la ayuda de música relajante para la persona. Consiste, pues, en imaginar situaciones agradables, donde la persona se siente completamente segura y tranquila, como darse un baño relajante, tumbarse en un prado y sentir el calor producido por los rayos del sol sobre nuestro cuerpo, o pasear por la arena de una playa desierta. Al conseguir un estado de relajación y desconexión de nuestra mente, el cuerpo también se relaja. Para que la relajación en la imaginación funcione correctamente, hay que practicar. Su práctica continuada produce efectos beneficiosos sobre la salud.


CUARTO DE BAÑOAdemás de los efectos beneficiosos sobre la salud que puede tener su uso con personas mayores, sirve para mejorar funciones cognitivas como la atención y la concentración. También sirve para desconectar un poco de nuestras vidas y los problemas, ya que nos sentimos muy bien y podemos vivir mentalmente cualquier situación agradable. Por ejemplo, podemos ver fotos de un lugar que nos guste y después practicar imaginando que lo visitamos y pasamos allí un rato agradable. Al evocar emociones positivas, provoca también en la persona un mayor bienestar tras la relajación. Por lo tanto, su uso con personas mayores tendría efectos beneficiosos para su salud física y mental.

En eldersarea creemos que la tecnología puede ayudar a mejorar la calidad de vida de las personas mayores, fomentando el envejecimiento activo y facilitando ciertas tareas habituales. ¿Utilizas alguna nueva tecnología en tu trabajo diario en gerontología?

Para empezar, siempre que imparto un taller, lo hago usando Power Point. Además, en uno de los centros de mayores donde he estado (y voy a menudo de visita) intervenimos en estimulación cognitiva con un programa de ordenador táctil llamado Gradior. A los mayores les gusta mucho e incluso algunos discuten por ser los primeros en “jugar” con el ordenador. Por último, en Cruz Roja, donde voy como voluntaria una vez por semana, estamos impartiendo un taller de iniciación a las nuevas tecnologías, ya que creemos que es muy importante para las personas mayores la adaptación a los cambios de la sociedad.

Las personas mayores demandan una mayor independencia con garantías, ¿consideras que no estamos aprovechando el potencial de la tecnología para ayudarles en este sentido? ¿Cómo podemos avanzar en ello?

Creo que, en este sentido se podría hacer mucho más. Se invierte tiempo y recursos para un envejecimiento activo, se promociona también el uso de las nuevas tecnologías para ello, pero no llega a todos los mayores que se podría llegar. No se dedican los suficientes recursos y creo que se debería hacer mejor, porque hay una gran brecha tecnológica que va a producir mucho sentimiento de soledad. Las tecnologías están cada día más presentes en nuestra vida diaria, pasamos el día pegados al móvil con el Whatsapp, por ejemplo, y nuestros abuelos no suelen entender la mitad de las conversaciones sobre Facebook, Twitter o Whatsapp. Yo lo estoy observando en mis reuniones familiares. Se quedan aislados en las conversaciones y, si esto aún no pasa mucho, sí va a pasar en muy poco tiempo, a no ser que se introduzca aún más a nuestros mayores en estas tecnologías.

Por supuesto, las nuevas tecnologías son importantísimas para mantener a nuestros mayores el mayor tiempo posibles en sus casas, ofreciendo seguridad y conexión con el mundo exterior. Este es un aspecto muy importante también, en el que ya está trabajando.

Podríamos trabajar en ello también usando más los ordenadores desde las asociaciones u organizaciones como Cruz Roja, mediante el voluntariado, por ejemplo, yendo a casas de personas mayores una vez a la semana para explicarles y ayudarles a solventar problemas con el ordenador. Tampoco me lo he planteado antes, pero el voluntariado puede hacer mucho bien y se puede utilizar en este ámbito.

Para terminar, y siendo conscientes de la importancia de la cultura para una vida plena, queremos seguir una tradición para conocernos mejor por medio de nuestros gustos. Dinos una película, una canción y un libro que eres capaz de revisitar de tiempo en tiempo.

“En busca de la felicidad”, de Will Smith es una película que me motiva ya que el protagonista, a pesar de las adversidades y con su persistencia y alta motivación, consigue su objetivo tras mucho esfuerzo y dedicación. Una canción que me gusta muchísimo, flamenquilla, es “El sabor de la vida”, de Navajita Plateá. Por último, un libro que siempre tengo a mano y del que leo partes de vez en cuando es el famoso libro “Fish”, de Stephen C. Lundin, Harry Paul y John Christensen.

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Envejecer en positivo

Fabuloso artículo sobre cómo abordar la #sexualidad de los #mayores en las #residencias


Cómo abordar la sexualidad de los mayores en las residencias

¿Las residencias de mayores de nuestro país están preparadas para abordar la sexualidad de sus usuarios con naturalidad? La respuesta es que la mayoría de ellas ni lo contemplan. Los responsables de los centros sociosanitarios aseguran que no suelen darse con frecuencia casos de residentes que deseen mantener relaciones sexuales. De c­­ualquier manera, perciben esta circunstancia como muy complicada de afrontar, no sólo de cara el mayor, sino también por los demás usuarios y por los propios familiares, que no siempre entienden y aceptan que sus progenitores, “a esas edades”, puedan sentir deseo sexual y busquen afecto en una pareja.

http://www.balancedeladependencia.com/Como-abordar-la-sexualidad-de-los-mayores-en-las-residencias_a1859.html

Redacción Balance Dependencia

Cómo abordar la sexualidad  de los mayores  en las residencias
Teniendo en cuenta que el deseo sexual es uno de los instintos humanos que primero surgen y que más tarde desaparecen, resulta incompresible que la sexualidad en los mayores aún se relacione con un acto deshonesto, y se considere tabú.  Y, por supuesto, es cuestionable que se tenga por inusual. De hecho, entre un 50 y un 60% de las personas mayores de 65 años manifiestan su deseo de mantener algún tipo de actividad sexual, un 20 o 30% se muestran indiferentes y un 20% no están en condiciones físicas o psíquicas.
En este sentido, los geriatras aseguran que el cese de la actividad sexual no está ligado a la edad, sino más bien a otros factores individuales como tener pareja, la salud de ambos, el grado de incapacidad física y mental, aspectos psicosociales… Y se aprecia otro condicionante como vivir con los hijos o en una residencia, ya que, en la mayoría de estos casos, el mayor carece de libertad suficiente para mantener una vida sexual y amorosa.
En el caso de los centros sociosanitarios de nuestro país, la media de edad de los residentes es superior a los 80 años y muchos son dependientes físicos o psíquicos, pero esto no es excusa para cerrar horizontes a los mayores que estén en plenas facultades. Entre otras cosas porque se estaría contribuyendo a una merma absoluta de su calidad de vida.
Además, esto solo constata que los profesionales aún tienen una apreciación del envejecimiento como etapa de decadencia, una generalidad que invalida las posibilidades sociales, afectivas y sexuales de los mayores.
Para mejorar esta situación, los directores y demás empleados deben concienciarse de que, evidentemente, con el envejecimiento se dan una serie de cambios, tanto anatómicos como funcionales, que pueden condicionar ciertas modificaciones en la actividad sexual de los mayores, e incluso interferir en ella o limitarla. No obstante, no la impiden sino que exigen una adaptación; un cambio de patrones, como explica el doctor Carlos Verdejo, miembro de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG): “La actividad sexual en los mayores se modifica, es distinta de la sexualidad de los jóvenes o los adultos de edad media. Se reduce considerablemente el coito (penetración) y aparecen otras manifestaciones, como masturbación, tocamientos, caricias o abrazos. Y es que buscan en la sexualidad un componente afectivo, de cariño, de emoción, de contacto, no exclusivamente el disfrute sexual”.
Tener clara esta idea es el primer paso para comprender cómo se pueden sentir los mayores y considerar qué es necesario para garantizar su intimidad y comodidad durante la estancia en el centro, sin un menoscabo del respeto hacia compañeros y profesionales. En este sentido, una clave práctica es la naturalidad.
Cómo abordar la sexualidad  de los mayores  en las residencias
Beneficios para la salud
La salud es un valor realmente importante para todas las personas en cualquier etapa vital, pero adquiere un matiz especial en la tercera edad. El bienestar de los mayores depende de muchos factores y, entre ellos se encuentra la sexualidad. Para algunos resultará más importante que para otros. Por tanto, los responsables de las residencias y su personal tienen la responsabilidad de detectar los casos de aquellos usuarios interesados en este aspecto para ayudarles a alcanzar una vida plena, sin frustraciones. Este apoyo profesional y la adopción de medidas adecuadas para facilitar la vida sexual de los residentes puede favorecer que “se sientan más activos, relajados y con una autoestima más alta”, señala Carlos Verdejo.
Por el contrario, las restricciones pueden causar “ansiedad, pesimismo, bajo estado de ánimo, e incluso depresión”, apunta el presidente de la Sociedad Española de Médicos de Residencias (SEMER), Alberto López Rocha. Ambos expertos están de acuerdo en que, a pesar de la importancia de este aspecto en la calidad de vida de los mayores, en la actualidad, las residencias españolas no están preparadas para asumir este reto. Concretamente, el doctor Verdejo estima que para poner en marcha un programa estándar que permita la sexualidad en los mayores en los centros es necesario tener unas bases humanas y unos espacios físicos apropiados, que aún no están integrados en la relación entre los mayores y las instituciones.
Falta de concienciación
En opinión de Carlos Verdejo, la mayoría de la población y muchos profesionales sanitarios tienen la idea de que los mayores institucionalizados, sobre todo los enfermos, no poseen deseos ni mantienen ningún tipo de actividad sexual. Por tanto, no se habla del tema, no se pregunta al interesado, no se investiga y se considera inexistente. Este especialista, insta a las personas que trabajan con estos mayores a “conseguir un cambio de mentalidad y a plantear este asunto con absoluta naturalidad, como sucede con el estreñimiento, la movilidad o la visión”.
Por su parte, el doctor López Rocha aclara que las creencias y moralidad también son un inconveniente a la hora de actuar a favor de los mayores preocupados por su vida sexual. En este sentido, considera que la empatía sería un buen valor a considerar por los cuidadores, ya que, aunque lo vean algo lejano, llegarán a esas edades, “¿pensarán lo mismo entonces?”, reflexiona este médico de residencias.
Según el presidente de SEMER, “la sexualidad en los mayores no es un estorbo de cara a la sociedad, por lo que en los centros sociosanitarios tienen que facilitarla, no enturbiarla u obviarla. Esto no quiere decir que haya que promoverla, pero sí tenerla presente como se hace con cualquier otro tipo de necesidad, tanto social, como orgánica y psíquica”. Ante todo, se ha de ser serio y respetuoso con este tema.
Limitaciones de las residencias
Además de un problema de conciencia social y profesional, los propios centros cuentan con importantes limitaciones en sus infraestructuras. El psicólogo Félix López Sánchez en su libro Sexualidad y afectos en la vejez, recién publicado, refiere que la ubicación de las residencias, la ausencia de espacios de privacidad y la organización de actividades sexistas, entre otros aspectos, fomentan el deterioro de la vida sexual y amorosa de los residentes.
Ubicación alejada y mal comunicada. Cuando las residencias están alejadas del centro urbano y tiene un dificultosa comunicación, los mayores lo tienen más complicado para salir y relacionarse.
Falta de espacios privados. Lo ideal sería que el usuario dispusiera de una habitación individual decorada y personalizada con el fin de tener mayor privacidad. Y, además, se le permitirá acceder con una amiga o amigo. En su defecto, sería adecuado que la residencia reservara algunas habitaciones donde una pareja pudiera tener intimidad. En la actualidad, la intimidad es uno de los talones de Aquiles de las residencias, porque incluso teniendo una habitación propia, los asistentes pueden abrir la puerta en cualquier momento.
Inexistencia de habitaciones preparadas para una pareja. Son muy pocas las residencias que cuenta con camas de matrimonio. Normalmente, las habitaciones para una pareja suelen componerse de dos camas separadas por una mesita de noche. Y esto puede resultar un inconveniente, porque no se brinda la oportunidad a un matrimonio de dormir juntos.
Actividades sexistas. En muchas ocasiones, las actividades diarias están organizadas para hombre y mujeres por separado, en lugar de preparar juegos y tareas con las que romper la monotonía y favorecer las relaciones amistosas y afectivas de los mayores.
 Horarios poco flexibles. A una persona mayor con plenas facultades, le debería estar permitido entrar y salir de la residencia con cierta libertad, porque así se favorece su autonomía y desarrollo social. También sería interesante que pudiera recibir visitas casi a cualquier hora.

 

Cómo abordar la sexualidad  de los mayores  en las residencias
Propuestas para mejorar la situación 
Además de las mejoras estructurales del centro, Félix López explica que los centros pueden facilitar la sexualidad de los mayores mediante otras acciones como:
–  Aplicar normas que posibilitan una mejor adaptación y proporcionen mayor comodidad al residente (presentación a los demás mayores, persona que se responsabilice de su adaptación durante las primeras semanas, integración progresiva a las actividades del centro…).
–  Impulsar el contacto con el exterior y con personas de otras residencias, a través de actividades culturales, lúdicas, viajes…).
–  Impartir cursos que promocionen la salud y la educación sexual.
Ofrecer ayuda psicológica y sanitaria para resolver dudas o problemas de aquellos mayores que deseen mantener relaciones sexuales.
–  Llamar a las puertas de las habitaciones antes de entrar.
 No reprobar conductas de mas­turbación.
Formación de los profesionales
Una vez concienciados de la importancia de la sexualidad como un aspecto más de la salud y el bienestar del mayor, los profesionales deben formarse adecuadamente con el fin de conocer las herramientas que pueden emplear para mantener, en estos casos, un equilibrio entre la intimidad del residente y el respeto a los demás usuarios y asistentes
En este sentido, las dos sociedades médicas principales que velan por la salud y calidad de vida de los mayores, SEMER y SEGG, organizan charlas, talleres y monográficos para orientar a los profesionales. Y es que “la necesidad existe y hay que dar soluciones adecuadas, siempre manteniendo el respeto, la consideración ética y deontológica como bases”, espeta el presidente de la SEMER, Alberto López Rocha. En su opinión, la mejor forma de abordar esta temática es con una formación adecuada en la que se involucren todos los sectores que atienden al mayor, y no solo en el campo institucional. López Rocha sostiene que la asociación de la cual es presidente lleva ocho tratando esta cuestión en jornadas y monográficos, dirigidos a médicos de residencias, geriatras, psicólogos, pedagogos, trabajadores sociales, enfermeros, directores de centros geriátricos y asociaciones de familiares, con el objetivo de destruir mitos y tabúes y conseguir que la sexualidad a estas edades se trate como algo normal.
En la misma línea, esta sociedad está trabajando en la culminación de un manual de sugerencias orientado a los cuidadores profesionales y familiares para que, de una vez por todas, este asunto tenga un tratamiento correcto, sin tapujos. Esta formación será crucial, porque si no se considera un aspecto importante para el mayor institucionalizado, que puede influir en su calidad de vida, no se impulsarán los cambios. Así lo recuerda Carlos Verdejo, geriatra de la SEGG: “hasta que los profesionales sanitarios no entiendan la necesidad de abordar este aspecto de la vida del mayor, nunca se van a desarrollar medidas. Luego, las soluciones vendrán de forma específica e individual en cada caso”. Un primer paso, en este sentido, podría ser incorporar la historia y actividad sexual del mayor en sus métodos de trabajo.
Información para mayores y familiares
Sin duda, la formación en sexualidad es indispensable para los empleados sociosanitarios, pero también resulta interesante que los mayores conozcan más sobre los cambios que se están produciendo en su organismo, así sobre cómo mantener una vida sexualmente activa sin represión. Y es labor de las residencias o centros de día orientar y asesorar a sus residentes o usuarios sobre estos aspectos.
Aunque la mayoría de las instituciones no son conscientes de esta responsabilidad que deben asumir, también existen geriátricos que impulsan este tipo de medidas que favorecen el bienestar de sus residentes. Ejemplo de ello, es la Fundación Aspaldiko, en Portugalete (Vizcaya), compuesta por la residencia, centro de día y  la coordinación de cuatro centros sociales. ­Esta entidad elabora, dentro del programa de educación para la salud, una temática de educación sexual. En ella, se abordan diferentes temas sobre la sexualidad, con objeto de acabar con ciertos miedos, mitos, prejuicios y estereotipos. Está iniciativa está dirigida a profesionales, familias, personas voluntarias y mayores.
En general, en este tipo de charlas, los especialistas suelen detectar personas con necesidad o interés especial en el tema. La detección se lleva a cabo a través de una valoración de la jornada en forma de encuesta. Pero el principal elemento es la propia observación. En este sentido, el responsable Servicio Psicosocial y Centros Sociales Aspaldiko, Álvaro Mosquera, explica: “Después de acabar la charla, continuo casi una hora más atendiendo a personas que no se han atrevido a preguntar en público. A partir de aquí, realizo una intervención individualizada, afrontando diversas problemáticas o inquietudes de cada uno de ellos, y creo un grupo reducido de trabajo”.
Bajo título Educación para la salud sexual, estos centros facilitan una formación enfocada a la orientación ética, como son el trabajo de casos y líneas de actuación; eliminación de prejuicios; y seguridad. Están dirigidos a profesionales y personas mayores.
Entre los temas que tratan, destacan:
– Información rutinaria sobre el derecho a la intimidad (relaciones afectivas libres y naturales).
– Programa de reeducación de conducta: redirigir las conductas desinhibidas públicas hacia lugares privados (caricias íntimas, masturbación…).
– Formar, fomentar y facilitar la comunicación sobre cualquiera de estos temas desde los diferentes profesionales y aprovechando momentos de cada uno (ASEOS, EPS, PAI, PCI…).
– Posibilitar el uso de espacios determinados, adecuados.
A pesar de todos los cambios e iniciativas que poco a poco están surgiendo, aún queda mucho por hacer, pero los implicados confían en que juntos se conseguirá alinear los deseos de los mayores con las responsabilidades sociales de los centros y sus profesionales.
Cómo abordar la sexualidad  de los mayores  en las residencias
Estoy de acuerdo con lo que se dice en el artículo, si bien es cierto que en la mayoría de las residencias no están preparados para tratar la sexualidad en las personas mayores y se trata como un tema tabú, también hay otras en las que sí son conscientes y lo llevan como un tema normal, como debería ser. También es verdad que en la mayoría de las residencias presentan las limitaciones antes citadas y recomiendo encarecidamente la puesta en práctica de las recomendaciones.
El tema de la sexualidad en los mayores me interesa mucho, pues pienso que hay que trabajarlo, dados los factores psicosociales que limitan su percepción como algo natural, como seres humanos. Próximamente, escribiré más sobre ello.
Un saludo y buen fin de semana,
Silvia Adame Fernández,
Psicóloga especializada en Gerontología, Dependencia y Protección de los Mayores.

La belleza está en los ojos del que mira.


Andrés Serrano: Budapest (the model) 1994

Andrés Serrano (New York 1950) hizo una de las fotografías ya célebres de los años 90, la cual  representa el cuerpo desnudo de una mujer anciana. El Bastón, el cigarrillo, la otra mujer (posiblemente joven) abandonada en colchón… posiblemente después una relación sexual…. el significado está abierto.

Andrés Serrano, un fotógrafo polémico que se ha distinguido por retratar aquello que «nadie» quiere ver, dice acerca de sí mismo que él no es un fotógrafo sino un artista con cámara.

El cuerpo envejecido y desnudo es una de las imágenes que más se han ocultado en la historia. Antes del siglo XIX solo la pintura había conseguido «retratar» ese cuerpo en decaimiento.

En este sentido y guardando las distancias, la fotografía de Serrano recuerda de alguna forma la obra  «Las tres edades de la mujer y la muerte« (Hans Baldung) y algunas de sus evocaciones. La evidente pérdida de la lozanía, el paso del tiempo, el sentimiento que despierta en el espectador, esa confusión de significados, esa iniciativa de admiración y pasión que rápidamente se ve anulada por la contundencia de la vejez y las noticias de la decrepitud inevitable.

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¿Qué opináis de la imagen?
La gran importancia que se atribuye en la sociedad actual a la belleza, el continuo bombardeo de publicidad y el actual modelo de belleza asociado a la juventud, tienen especial influencia en las mujeres, más sujetas aún al modelo de belleza. Con esta continua obsesión por la belleza, por el exterior, las apariencias, estamos fomentando una sensación negativa y de disminución de la autoestima de las cada vez más mujeres mayores que hay en la actualidad. Se busca una piel tersa, músculos firmes, etc. Lo único que hacemos es crear sensaciones de inseguridad y desagrado con el propio cuerpo. Muchas mujeres mayores piensan que los hombres no se interesan por ellas, sino que se interesan por chicas jóvenes y esto no es del todo así. 
Por otro lado, decimos mucho que lo importante es el interior, cuando en realidad sí que le damos importancia al cuerpo. Debemos trabajar en la aceptación de las personas mayores de su cuerpo haciéndoles ver que tienen la misma capacidad para disfrutar y hacer sentir placer a otra persona. Por esta vía, podemos trabajar la aceptación del propio cuerpo y el aumento de la autoestima, sabiendo que este cuerpo, sin ser firme ni de piel tersa, puede generar sensaciones de placer en otra persona y emitir sensaciones positivas. En otra ocasión trataré con más profundidad los afectos y la sexualidad en el mayor, tema tabú en la actualidad.

 A continuación, dejo un post sobre la belleza, que me ha parecido interesante y con el que estoy totalmente de acuerdo: 

http://www.vinividivinvi.com/2010/01/la-belleza-esta-en-los-ojos-del-que.html

 Aunque siempre he oído  aquello de: «Sobre gustos no hay nada escrito», tengo que deciros que esto no es así. Sobre gustos hay millones de escritos. Y podría citar varios, pero me quedaré con Umberto Eco y su  libro «Historia de la belleza«, en el que rastrea a lo largo de dos mil quinientos años de historia las formas que tomó el ideal estético.  No os voy a contar  lo que gustaba allá por la prehistoria, edad media y renacimiento… creo que más o menos todos sabemos como han ido evolucionando y cambiando los gustos sobre las hermosuras humanas (aunque os invito a que leáis el libro de Eco). De lo que os voy a hablar es de mi concepto de belleza.
 Cuando hablo de belleza siempre me influyen más las connotaciones subjetivas añadidas que las objetivas. Quiero decir que la belleza es subjetiva en tanto que ésta es relativa a la apreciación del observador. David Hume dijo «La belleza de losobjetos reside en la mente de quien los observa«; la belleza de las personas también reside en nuestra mente, no en una mayoría, no en unos cánones impuestos por la sociedad… Tu belleza, la mía, la de todos es completamente subjetiva. A mi particularmente, se me puede desmontar en la cabeza la idea de belleza de alguien si lo conozco y es un necio/a.
Yo encuentro de una extremada belleza  a personas que me llenan con su sonrisa, a las que luchan por ser mejores cada día, a aquellas con inquietud intelectual, a las que dan una gran importancia al sentido del humor, a personas que actúan con el corazón, a las sensibles, a las positivas, a las que saben ponerse en la piel de otros, las que son honestas con los demás y consigo mismas, a las que van con la verdad por delante, a las coherentes, a las que me llenan de energía… 
La belleza es armonía, eso es cierto, pero desde mi mirada, siempre veré más  bello a alquien que  en su balanza de equilibrio armónico, ésta se inclina más hacia aquellas cosas que no se ven a simple vista.
Este tipo de belleza es intemporal y transcultural.
ESPERO QUE OS HAYA GUSTADO.
Un saludo,
Silvia Adame Fernández
Máster en Gerontología, Dependencia y Protección de los Mayores.